Con un solo roce

Sabéis que me encanta el sexo y que disfruto de él de manera muy intensa. Pero no solo mi ser se alimenta de sexo propiamente dicho y me voy a explicar. No puede haber nada que me guste más que alguien despierte en mí sensaciones y disfrutes que no sepa ni yo que las puedo sentir.

Cuando conozco a alguien a través de una página el proceso es sencillo y siempre el mismo. Vibraciones en cuanto a la escritura, formas, palabras… manera de expresarse. Después viene la voz, impresiones, giros, sonrisas… y cuando tienes a esa persona delante te has hecho una pequeña imagen mental de cómo puede ser, aunque a veces me equivoque, pero voy ya con esa premisa al primer encuentro. Ahí es cuando te das cuenta si follarías con el o no.

En el caso de que alguien de mi vida cotidiana empiece a despertar algo en mi, empiezo a mirarle con otros ojos, percibes miradas, roces, provocas situaciones… y todo para que pueda suceder algo y no se muy bien qué es lo que quiero que pase pero si me lo propongo, lo consigo.

Ahora, tengo a alguien en mente. A Jesús. Le he conocido como no había conocido todavía a nadie. Me folló el otro día en un local mientras iba con Marcos. Cuando te meten la polla hasta el fondo piensas en eso, en que te están follando duramente y que no se acabe nunca, por favor. Pero en este caso, y ya os lo conté el otro día, hubo un acercamiento posterior. Nos encantamos y nos hemos ido dando cuenta a medida que pasan los días, conociéndonos y hablando mucho de todo y de nada. Cualquier momento es bueno y me encanta saber y que sepa como pienso, que pienso, tal y como soy yo.

Hay veces que estar moviéndote por el mundo trae cosas buenas aunque sea incómodo en algunas ocasiones. El se mueve mucho, yo también y en algún momento nuestros caminos se cruzan. En los últimos días hemos hecho que se crucen y lo vamos a seguir haciendo. Me encanta buscar y que me busquen con deseo. Estando en el mismo nivel de ansia el uno del otro todo es fácil. Nos entendemos las ganas y no las ocultamos, todo lo contrario.

“Mañana tengo que estar a las 9:00 en tu pueblo para un servicio. Aunque sea para darnos un pico, nos vemos?”. Con ese simple mensaje, se me abren las carnes. Con un beso y verme, se conforma y me conformo. El tiene cosas que hacer y yo también pero pararnos en una intersección de nuestros caminos y que nuestros cuerpos contacten nos da mucha fuerza para seguir con alegría el día de trabajo.

Quedamos en un parking. El ya estaba allí cuando llegué. Cuando estaba saliendo de mi coche él ya había salido de su furgoneta y se dirigía hacia mi para fundirse en un beso, dándonos los buenos días. Cuando dejábamos de besarnos, nuestras caras seguían muy cerca una de la otra, nuestros ojos nos taladraban uno al otro, con sus manos en mis caderas y mis brazos alrededor de su cuello.

Cuando me pintaba los labios esta mañana pensaba que estaba haciendo una tontería y se lo dije, con una sonrisa carente de carmín, ya. Se puede besar de muchas maneras, con los labios apretados, con los labios relajados, con la boca cerrada, abierta, con lengua, sin lengua, a piquitos….. infinidad de modalidades pero solamente hay una que es la que me gusta y es, cuando te das cuenta que en los besos se entrega el alma y el deseo. Esa forma puede ser como todas las anteriores o como ninguna. Besando así, mi libido se activa. Yo misma certifico en ese momento que mi cuerpo da y recibe y es un momento mágico. Jesús hace que eso se provoque en mi. Ya se como folla, se como tiene la polla, ya conozco como piensa, como disfruta y mi coño chorrea cuando recibo un roce o un beso.

Mi cuerpo percibe todo eso y hay un momento en que no puedo controlarme, no quiero hacerlo, además… es como cuando una pieza de dominó cae y empuja a todas las demás. Te das cuenta de que no puedes pararlo en el momento que ya has empujado la primera. Mientras nos besábamos, abríamos la boca, mi respiración agitada elevaba mi pecho apretado a él. Su cuerpo estaba ligeramente sobre mi y mi coche. Sus piernas abiertas rodeaban las mías ligeramente y sobre mi vientre comenzaba a notar su excitación. Esa verga folladora estaba pidiendo a gritos darme placer, en medio de un parking al aire libre en el que no hacían más que pasar coches, personas…. La pieza cayó, tuve que dejar de besarle para decir en voz baja susurrante “ Me corro “ apretó sus dedos, asiéndome con fuerza, dejó que apoyara mi cabeza en su hombro y jadeara mientras mi cuerpo se estremecía, vibraba y mi pelvis apretaba hacia su cuerpo para sentir la polla que necesitaba en mi coño en ese mismo instante. El orgasmo fue brutal, le abracé fuertemente mientras me recomponía y estoy segura de que flipaba por sentir tan cerca de él lo que provoca en mi. Me corro con su presencia y sus besos. Mi mente va más allá de lo físico e imagina todo el placer que me ha dado y que me va a dar. Mientras escribo esto y recuerdo mi sensación, me vuelvo a correr.