Sábado sabadete

Llevábamos planeando este fin de semana unos cuantos días, semanas, diría yo. Nos quedábamos solos los dos y era todo para nosotros, sin hijos, sin responsabilidades, solamente para pensar el uno en el otro. Y, claro, como todo lo que se planifica con tiempo, se puede chafar. Pero bueno, los dos somos de buen convenir y rehacemos los planes según vienen dadas, sin dramas, sin preocupaciones inútiles y rehaciendo en positivo.

Es cierto que el primer plan que yo tenía ya nos lo fastidió el gobierno cerrando fronteras porque lo que yo quería era irme a la casa que tengo en la playa a pasar desde el viernes hasta el domingo con Ángel disfrutando de otro paisaje diferente al que estamos acostumbrados. Así que estaba la cosa de que no iba a salir como yo quería. 

En este caso no podría quedarme a dormir con él para “violarle” por las noches, pero si que podría pasar los días, así que empezamos a planear lo que haríamos el sábado y lo que haríamos el domingo. Y, la verdad, es que nos ha quedado un fin de semana muy muy bonito.

El plan era ir a comer y después lo que nos pidiera el cuerpo. Me venía a recoger. Llegó un pelín tarde y se disculpó por teléfono mientras venía. Me abrió la puerta del coche después de darme un abrazo fuerte y un beso, con mascarilla. Le dije que se la quitara, aunque estábamos en la calle el beso de reencuentro tiene que ser apasionado y sin barreras. Lo siguiente que hizo fue agacharse hacia mi asiento y darme una rosa roja envuelta en una tela muy fina, super preciosa. Me la llevé a la nariz y tenía un aroma maravilloso. Me senté, cerró la puerta y se sentó en su asiento para salir dirección al restaurante. 

Acertamos con el sitio. Los dos estamos como locos por salir a bailar y este lugar es lo más parecido. Música latina, bachata, salsa… mientras comíamos y, además, todo delicioso. Descubriendo nuevos sabores y dejando que nuestro paladar se sorprendiera. Compartimos lo que nos gusta, lo que no nos gusta, no lo compartimos, ni las salsas, ni los postres. Está atento a todo lo que falta y me gusta mucho sentirme así de cuidada. Después de comer nos quedamos un buen rato sentados, hablando y bebiendo, escuchando la música y contándonos cosas de nuestra vida. Hasta que a mi se me ocurre abrir una de las aplicaciones que uso para mis contactos. Está bastante activa últimamente y me decidí a mirar si alguna de las parejas a las que había echado un ojo habían publicado alguna cita o alguna idea para hacer esa tarde. 

Ángel ya me lo había comentado, después de comer le apetecía ir a un local a tomar algo. El día anterior le dije que, quizás no era posible por causas naturales. Este descontrol de hormonas que tengo no me deja planificar nada y, ya sabéis que, cuando se quiere hacer algo interesante, el “tema” aparece y el día anterior, apareció, pero luego se disipó… vamos, una locura. Después de ir al baño a verificar que la cosa seguía tranquila, le dije que, si le apetecía que, de acuerdo, que fuéramos. Una pandilla de chicas publicaron en la aplicación que iban a ir a uno de los locales que más me gustan, le enseñé la publicación y me dijo que, vale, que ese sitio le gustó la última vez que nos acercamos, que, por cierto, no hicimos nada porque no había gente. 

Apetecía caminar, la tarde era estupenda, buena temperatura y no teníamos ninguna prisa así que, después de dar un paseo, cogimos el coche y nos dirigimos hacia ese local. (Creo que voy a tener que cambiar el inicio de otro relato que empecé a escribir ayer en el que decía que no me veía todavía yendo a ningún local… jajajaja, me animo, me animo….claro, es que se tienen tantas ganas de volver a hacer algunas de las cosas que se hacían antes, que, te puede el deseo) 

Mientras íbamos surgían historias sucedidas que le contaba. Ángel siempre me dice que le supero en experiencia liberal. Así que, me di cuenta de que, aunque él ha visitado lugares swinger hace mucho tiempo en Madrid y hace menos tiempo en otro lugar de España con su anterior pareja, las mujeres que ha tenido en su vida ninguna ha sido liberal, por lo que la vivencia de todo lo que allí puede suceder no la ha tenido. Nunca ha compartido a su mujer con nadie ni una mujer le ha compartido con nadie. No se ha sentido nunca compartido. Aunque él tenga esa filosofía tendremos que ver sobre el terreno. 

Una de las cosas que me dice desde el principio es que tiene muchísimas ganas de verme actuar con una mujer, ver como me la como, disfrutar como disfruto de ella para él luego también participar en el placer. Como vivimos la situación que vivimos no he hecho llamamiento a ninguna amiga, pero… ya que estamos y se que me leéis … jejejeje si alguna se anima, montamos una fiestecita 😉

Por otro lado, a mi lo que me apetece soberanamente es, que vea como un hombre me folla bien follada en su presencia. Por ello, mis interactuaciones en las páginas de contactos son para quedar con alguna pareja, que, nos va a dar juego para los dos. Así que, íbamos con idea de poder encontrar a alguna hoy en el local. Repasaba la conversación mentalmente y decía en alto que todo lo que sucediera iba a ser la primera vez para él. Cualquier cosa… y eso, me dió muchísimo morbo.

Era pronto, aunque ahora abren con horario de tarde, llegamos demasiado temprano y no había nadie pero, no importaba. La verdad es que, allí me siento como en casa y te hacen sentir así, con lo que llegar, tomar algo e ir cogiendo sitio estuvo bien. Al cabo del rato comenzaron a llegar personas, chicas, chicos, parejas… el local se llenó en breve. Nos sorprendimos de ver que todo el mundo que estaba allí era follable. No nos importaría con ninguno de los que allí había y nos íbamos contentando por momento. Ya solo estar allí rodeados de gente guapa, ya era suficiente. 

Entraron un par de parejas de chicos. En un primer momento pensé que podían ser gays, de todo hay, pero uno de los chicos de una de las parejas me lanzaba miradas bastante descaradas. El muchacho estaba buenísimo, rubio, cara angulosa, cachas, bien vestido, bonita sonrisa… vamos un quesito. El amigo, tímido, callado, mirando hacia el suelo, no tenía intención de hacer amigos allí hoy, me daba la impresión.

Me separé de Ángel para ir al baño y hacer una llamada. Cuando salí del baño allí estaban, en los sillones de la salida, Ángel y los dos chicos… me daba la impresión que me habían seguido. Me senté e hice la llamada mientras el guapetón me saludaba. Le hice un gesto con la mano porque estaba hablando y miré a Ángel que estaba a mi lado. Intercambiamos unas frases. El chico quería ser simpático, sabía que la quería meter en caliente pero Ángel tuvo una actitud distante y de no dejarle entrar en conversación. Cosa, que, no me gustó mucho porque el muchacho estaba muy muy bueno. Claro que, iba un poquito a saco y creo que también algo mentirosillo porque me decía que no había venido nunca a un sitio de estos que si por aquí que si por allá…. bueno, que, un cantamañanas. Decidimos ir a tomar otra copa y seguir comentando y mirando al resto de parejas.

Entre ellos se conocían y, lo mismo que entraron todos poco a poco hace un rato, muchos de ellos se fueron marchando. El local se quedó mucho más cómodo. Nos sentamos en unos sillones con buenas vistas y Ángel se empezó a poner un tanto cariñoso. Sus besos se animaban, me apretaba hacia él, incluso a una de sus manos le apeteció tocarme una teta. Primero la sobaba por encima de la ropa pero, estando donde estábamos, introdujo su mano por el escote para tocarme el pezón que ya estaba erecto. Teníamos una pareja a un par de metros de nosotros que nos miraban atentamente. Unos minutos antes habíamos hecho un análisis de los dos y ella nos gustaba pero él a mi no, por lo que no iniciamos el contacto. Ahora, ellos permanecían muy atentos a nuestros movimientos. A los pocos segundos ellos también se estaban besando con muchas ganas. 

  • Si sigues tocándome así sabes que me voy a correr!, le dije a Ángel al oído.
  • Pues, córrete, amor
  • Ufff… me está gustando mucho

Entre su toque con las yemas de los dedos, los besos, la pareja al lado mirándonos y tambien enrollándose y de cara a la barra del local donde cualquier podía vernos fueron un cumulo de condiciones especiales que hicieron que mis placer se desbordara en un momento determinado mientras gritaba en bajito: “Me voy a correr, me corro, me voy a correr, sigue, no pares… tócame así, ufff, que rico!!! no puedo más… aggghhhhhh, aggghhhhh…. “ Jadeo, suspiro, gimo… bastante bajito pero al oído él me oye y la pareja de al lado he procurado que, también se entere de que me he corrido como una loca mientras mi hombre me tocaba el pecho delante de ellos. 

  • ¿Ya tienes mojadas las braguitas?
  • Uy, si, ya están mojadas como a ti te gusta, cariño
  • Hmmmm  que rico
  • Si, muy rico, amor. ¿Quieres que lo comprobemos? Me he puesto ya como una moto y este coño necesita que lo follen. Vamos a una habitación a ver que nos encontramos por el camino….

No puso ninguna objeción. Me siguió cuando me levanté del sillón. Le dije que cogiera unas toallas y unas zapatillas para desnudarnos cómodamente y le esperé a unos metros mientras echaba un último vistazo para ver si nos llevábamos a alguien más. Pero, no, no había candidatos presentables. 

Cuando nos acercábamos a las habitaciones nos dimos cuenta de que había movimiento. En una de las salas había una chica a cuatro patas con cuatro chicos haciendo cola para follársela. Entre ellos el rubio de antes, que, claro está que ya la va a meter en caliente hoy. El que se la estaba metiendo tenía una buena polla y la estaba follando con muchas ganas. En algún momento emitía algún sonido pero no armaban mucho escándalo. Una pena, porque me pone muy cachonda escuchar los sonidos del placer y hay personas que lo hacen bastante en silencio. 

Nos metimos en la habitación de enfrente. Eso nos iba a permitir ver por el cristal lo que sucedía en esa habitación y, además que, nos vieran a nosotros. Nos desnudamos. Nos tumbamos aunque yo me dejé las bragas. Confiaba en que Ángel me las quitara para ponerle un poco nervioso cuando fuera a metérmela pero cuando me vió con ellas puestas me preguntó que si me daba vergüenza y, me las quité. Jajajajaja ¡vergüenza! ¡¡¡si de eso no gasto!!! 

Íbamos a follar, el calentamiento lo llevábamos de serie y su polla ya estaba grande y erecta, así que mis ganas de cabalgarle fueron inmediatas. Me puse sobre él. Mi flujo recorría mis piernas, estaba muy cachonda. Mi culo apuntaba hacia el cristal desde donde nos podía ver todo el que quisiera y pensar en eso hacía que me mojara aún más. Jugueteé con la punta de su miembro en la entrada de mi coño. Me movía en círculos, sabía que tenía espectadores ya. La sala tiene espejos y yo veía reflejado cual retrovisor, todo lo que sucedía en mi espalda. Veía la atención con la que los hombres que se encontraban en el pasillo miraban para ver como iba a follármelo deseando que fueran ellos los que estuvieran debajo de mi.

Ángel ya estaba nervioso, sus manos recorrían mi cuerpo, mi cara, mis tetas, agarraban mi culo, deseaba que llegara el momento de sentir mi humedad. No sabía si iba a meter toda esa polla de una vez o iba a seguir jugueteando y metiéndola poco a poco. La tenía enorme. Abrió mi entrada a tope, la sentía grande, dura, palpitante y taladrante. Se introdujo poco a poco con mis movimientos de caderas arriba y abajo, adelante y atrás, despacio, dejando que los mirones disfrutaran de esa entrada, de esa follada lenta para que, en cuanto estuvo en mi interior y tocó el fondo yo me volví loca y no pude por más que menearme con golpeteos sobre su cuerpo para que entrara una y otra vez. Me iba a correr, me estaba encantando. Cuando hacía que su punta tocara mi fondo, mi culo se abría deseando que hubiera ahí otra polla. La imagen que me venía era la del rubio follador que se había quedado fuera y que me encantaría que me estuviera apuntando el culo para meter su polla en él. Me estaba leyendo la mente. Me lo dijo. Ángel me dijo que seguro que me encantaría tener otra polla follándome y entonces exploté de placer. Me voy a correr, ¡¡¡¡ que gusto !!!! Lo digo, cabalgo más aprisa. Me da cachetadas en las tetas. El sonido, el quemazón que me producen más esa verga que me estoy follando a tope hacen que grite y que les diga a todos que me estoy corriendo. Agghhhh , ¡¡ que bueno !! ¡¡ me corro !! ¡¡ me corro !! ¡¡qué rico!! Así, así… Mmmmmm joder!!! 

Cuando siento tanto placer pueden suceder dos cosas: una que mi cuerpo comienza a moverse salvajemente para hacer que sienta más si cabe o, que me pare para “escuchar” a mi cuerpo cómo me explica lo que está sintiendo, donde y prestarle toda mi atención. Teniendo como tenía personal interesado en lo que estaba haciendo mi cuerpo sufrió unas sacudidas para que esa polla me siguiera dando placer. Una vez que me había corrido, seguí cabalgando, quería más y quería rebañar toda esa leche que me estaba mereciendo. 

Me estaba interesando mucho lo que veía por el retrovisor, así que descabalgué, me di la vuelta, me coloqué mirando hacia el cristal con la cara de mi chico en mi espalda y me volví a meter la polla para seguir follando. Eso sí, el espectáculo que tenía ahora era más claro que antes. El rubio me miraba y yo le miraba a él. Se había quitado la camiseta, que pena no disfrutarle. Fui descarada, con mis movimientos le decía que podía ser él el que estuviera allí debajo pero por otro lado le dejaba claro que no era así, por lo que mi morbo subió por momentos. Tampoco él aguantó mucho la mirada, entiendo que estaba más pendiente de la que se iba a follar en la otra habitación. Los otros dos que estaban esperando tambien miraban y yo les miraba también. Mi coño expuesto, me echaba hacia atrás con la polla insertada en mi para que vieran como entraba y salía. Espero que se estén dando cuenta de que los huevos de Ángel están encharcados de todo mi fluir. Me voy a volver a correr, disfruto mucho de la situación y es no puedo reprimirme, ni quiero. Se lo digo, me oye, no puede verme la cara pero puede cachetearme en el culo mientras siento el orgasmo. Una pasada!!

Volví a darme la vuelta.  Voy a sacarle todo, todo, todo, para mi. Quiero sentir su leche dentro. Me empleo en ello, es mi fin. He disfrutado mucho y ahora toca que él culmine su placer dándomelo todo. No tarda ya. Se lo pido, quiero que se corra, dámelo ya. Mis caderas suben y bajan frenéticamente. El roce hace que, probablemente, cuando sienta su corrida, yo también lo vuelva a hacer. Estoy sudando, hace calor, … mientras estamos en lo más escuchamos cómo están enseñando el local a alguien que nunca ha estado y le dice como funcionan las habitaciones, las cortinas, donde están las duchas e intentan abrir nuestra puerta sin darse cuenta de que estamos en faena. Así que, muestran de primera mano cómo se puede follar allí. 

Ya, ya, ya se va a correr, no puede más. Me lo dice, me lo da todo y yo vuelvo a hacerlo, vuelvo a correrme de nuevo con él. Ahora, con la polla dentro, me echo hacia adelante y le pido un beso. Él me abraza y nos tumbamos uno al lado del otro para que se nos pase el sofoco un poco. Mientras estamos tumbados se siguen asomando a mirar pero ya sin nada que ver, nada más que dos cuerpos desnudos, sudorosos y jadeantes, descansando de una buena sesión de sexo.

Regresamos al coche, ahí estaba mi rosa roja esperando. La huelo de nuevo. El aroma de la piel de Ángel y el de la rosa son lo que me llevo para casa. Hemos pasado un día divino pero no podemos dormir juntos, así que, quedamos para mañana. Vamos a pasar el día juntos en su casa, disfrutando el uno del otro… os puedo garantizar que da para otro relato. Así que, me voy a poner a ello porque hay mucho, mucho que contar.

¡ Que buen sexo nos espera mañana ! 

Os lo cuento… os lo cuento… 

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Si me queréis conocer un poco más, solamente tenéis que suscribiros y esperar que os cuente cosas al oído, veáis las fotos de mi lencería favorita y, de vez en cuando, veáis con quien estoy… ¿no os da morbo? 

Ufff… a mí, ¡¡mucho!!

2 comentarios sobre “Sábado sabadete

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